The fighter (2010)

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Emilio Santín Piñeiro
Resulta llamativo que buena parte de las películas nominadas a los Óscars este año estén “inspiradas en hechos reales”. Aún cuando no se encuentre entre las favoritas a estos premios, “The Fighter” representa ese tipo de películas que pueden aportar al espectador uno de los regalos más valiosos que pueden darse: esperanza.

David O. Russell (Nueva York, 1958) es un director de cine estadounidense hasta el momento especializado en comedias ligeras (que a pesar de haber visto me cuesta recordar) con un resultado en taquilla bastante irregular y que con ésta su quinta película se ha situado por derecho en la cima cinematográfica del pasado año.

La frase “inspirada en hechos reales” significa eso, partiendo de unos hechos verídicos el guionista quita o añade elementos con el peligro de que el resultado final esté mucho más cerca de la ficción y con otra consecuencia destacada: la mayor parte de la gente considerará esta ficción como lo real y por ende el personaje quedará idealizado (o quizás lo contrario) para la posteridad. Una demostración más del tremendo poder del cine.

Se pueden distinguir claramente dos partes en la película. En la primera Micky Ward (Mark Wahlberg), un boxeador estadounidense de provincias que ya ha pasado lo 30 y que sobrevive asfaltando calles, intenta que no termine de hundirse su mediocre carrera, en buena parte como consecuencia de las tormentosas relaciones que mantiene con su familia. Por un lado su hermanastro, entrenador e ídolo de su vida, Dicky (Christian Bale), un ex boxeador que echó su talento y su vida a perder debido a las drogas, y por otro lado su madre y manager Alice (Melissa Leo), más preocupada en ocasiones por cuestiones puramente económicas que por la felicidad de su hijo. La vida de Micky cambiará al enamorarse de Charlene (Amy Adams), una camarera algo excéntrica pero bastante más inteligente que él, la cual aportará a su vida el equilibrio necesario para aflojar las ataduras con su familia y así poder relanzar su carrera. Durante esta parte el estilo de realización es sin alardes técnicos, bastante cercano al estilo del cine independiente americano y en ocasiones casi documental. La parte final, centrada fundamentalmente en los combates en sí, está grabada con cámara digital en un intento de dar mayor realismo a las contiendas. Varias de estas peleas están en Internet y si bien el combate contra Alfonso Sánchez es muy similar al original (incluida la petición del comentarista de que pararan el combate ante la paliza que estaba recibiendo Micky Ward), la lucha final contra el inglés Shea Neary está claramente modificada (el transcurrir de la misma que no el resultado) es pos de una mayor épica de la historia, cosa que a nivel cinematográfico se consigue.

Merece la pena verse “The Fighter” por las excelentes interpretaciones de sus protagonistas (tres de ellos nominados a los Óscars) y por la sensación de esperanza que transmite, el sentimiento de que las frustraciones de la vida no son en vano y de que el saber aguantar los golpes terminará teniendo su recompensa, tanto dentro como fuera del ring. David O. Russell parecía condenado al grupo de los directores al servicio de la industria que película tras película navegan por la mediocridad, pero al igual que el personaje de Micky Ward, ha sabido reaccionar a tiempo dándole un giro a su destino que ojalá prosiga en un futuro, y todo ello gracias a esta película que cuenta además con una, sorprendente, participación española.

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Etiquetas: De cine