
[EMILIO SANTÍN PIÑERO]
Prácticamente todos hemos fantaseado alguna vez con tener una especie de hada madrina que nos concediera nuestros sueños más profundos. También, prácticamente todos hemos tenido algún conocido o compañero de clase carente de cualquier tipo de virtud que hacía que nos sintiéramos apenados por lo injusto del oscuro porvenir que se les auguraba. No es raro que con el paso de los años algunas de aquellas personas desvalidas, gracias a contactos sociales o familiares, acaben ocupando cargos de relevancia en la sociedad con los que ni siquiera hubiéramos soñado para nosotros mismos.
El cine no ha sido ajeno al fenómeno del enchufismo, hijos de directores de prestigio que, con la esperanza de que el talento también se hereda, llegan a realizar películas que sólo perduraron en el recuerdo de los que la hicieron. Sin embargo el caso del realizador Jason Reitman es justamente lo contrario. Su padre, Ivan Reitman, es un director de cine canadiense cuyo mayor éxito artístico ha sido Los cazafantasmas (1984). Desde entonces ha dirigido especialmente comedias ligeras que, sin ánimo de menospreciar, no le colocarán en lugar destacado de los libros de cine. Su hijo, con tan sólo tres películas hasta la fecha, apunta bastante más alto que su progenitor.
Nacido en la ciudad canadiense de Quebec en 1977, Jason Reitman creció en un ambiente cinematográfico, lo que sin duda contribuyó a despertar en él precozmente sus sueños de cineasta. Con su primera película (Gracias por fumar, 2005) y hasta el momento mi preferida, realizaba una crítica corrosiva de la sociedad de consumo impregnada de un humor negro que llegaba a recordar a los mismísimos hermanos Coen. Con su siguiente trabajo, Juno (2007), consiguió el reconocimiento de crítica y público amén de varias nominaciones a los Óscars.
Su tercera película en pantalla es Up in the air (2009). Como en las ocasiones anteriores, Reitman no cae en historias ya manidas, busca algo diferente, evitando así por completo la sensación de “déjà vu” que con frecuencia el espectador puede tener en una sala de cine. El protagonista de la película, Ryan Bingham, interpretado por George Clooney tiene un trabajo bastante original aunque no por ello envidiable: despedir a trabajadores a los que las empresas directamente no se atreven a hacerlo. Para ello, deberá viajar continuamente evitando así cualquier tipo de lazo afectivo o material y aquí reside el dilema principal de la película: es mejor no estar ligado a nada y por lo tanto ser libre a cada momento o por el contrario es mejor la sensación de estabilidad que dan la familia o las riquezas materiales. Ryan Bingham optaba claramente por lo primero, pero algunos cambios en su empresa y la aparición de dos mujeres, una nueva compañera de trabajo y una amante, harán que se tambaleen las que hasta ese momento eran sus recias convicciones.
Película que da que pensar, original, divertida y que, en definitiva, deja un buen sabor de boca, tanto por la película en sí como por la convicción de que este joven director nos regalará historias aún mejores en los próximos años.
FICHA TÉCNICAAño: 2009
Género: Drama / Comedia
País: Estado Unidos
Duración: 109 minutos
Título original: Up in the Air
Dirección: Jason Reitman
Producción: Jeffrey Clifford, Daniel
Dubiecki, Ivan Reitman y Jason
Reitman
Fotografía: Eric Steelberg
Música: Rolfe Kent
Intérpretes: George Clooney, Anna Kendrick, Vera Farmiga, Jason Bateman, Amy Morton y Melanie Linskey.
Sinopsis: Ryan lleva mucho tiempo contento con su despreocupado estilo de vida, viviendo por toda Norteamérica en aeropuertos, hoteles y coches de alquiler. Puede llevar todo lo que necesita en una maleta con ruedas. Es un miembro mimado y de élite de todos los programas de fidelización de viajeros que existen. Pero sin embargo… Ryan no tiene nada auténtico a lo que aferrarse..
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