Ahora que la segunda parte de la saga del monstruo rojo triunfa en la cartelera, es un momento excelente para descubrir el cómic original, y hacerlo “por la puerta grande”, gracias a la inteligente oferta de Norma Editorial, que ofrece en un único volumen y a un precio bastante asequible las dos historietas más elogiadas (y valoradas por el propio autor) de la serie: Semilla de destrucción y Despierta al demonio. En ellas se ofrece la génesis del diablo rojo, las circunstancias de su nacimiento y su contradictoria condición de superhéroe y de hijo del Averno. Por la simple lectura de estas dos historias, reconocemos en Hellboy a un superhéroe que supera todos los lastres, vicios y clichés de los superhéroes “históricos”; un superhéroe hijo de los 90, moderno y a la vez fin-de-siglo, más apto en realidad para adultos que para pequeños especialmente sensibles a la casquería. Los flirteos de la historia con los horrores nazis, y su tendencia al morbo gótico convierten Hellboy en un cómic al que se le queda chico el calificativo “de superhéroes”. Es bastante más que eso, gracias en buena medida a la inteligencia de Mike Mignola a la hora de articular el guión y también gracias al buen gusto de este dibujante, que logra una verdadera recopilación de estampas donde el preciosismo convive prodigiosamente con el gusto expresionista. No en vano, a Mignola le han llovido los elogios por este cómic, que personalmente ha definido como la cumbre de su obra: los dos grandes gurús de la novela gráfica actual, Frank Miller y Alan Moore, no han escatimado méritos a la hora de emitir juicios sobre las historietas de Hellboy.Las dos historias aprueban con nota el gusto de cualquier aficionado al cómic exigente. La primera es la presentación oficial del personaje, una presentación ágil y con ritmo que enseguida nos sumerge en la acción, y en una primera narración que concluye de forma trepidante, dejándonos el consuelo de que el tomo no acaba ahí. La segunda historia tiene un tono más mágico, con un empleo verdaderamente magistral del flash-back y con un goticismo aún más pronunciado.
Ya sabíamos, gracias a cómics como Batman, el regreso del caballero oscuro y sobre todo a Watchmen, que esto de los superhéroes, como ocurrió con el terror en el caso del cine o con la novela policiaca, lejos de despacharse como producción de género, podía ser también algo muy serio. Con Hellboy sabemos además que hay diablos que persiguen el Bien.
por Daniel Ruíz
TEMAS RELACIONADOS
- Para ver: Wall-E: Batallón de limpieza, de Andrew Stanton, por Emilio antín Piñero. [Leer]
- Para visitar: III Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla. [Leer]
Volver al sumario